A rebufo de los grandes del
género (rol) como son Skyrim o el primer Dragon Age, apareció éste Kingdoms of
Amalur, el que estaba (creo que aún lo está) llamado a ser la primera parte de
una nueva franquicia y la presentación de un nuevo mundo muy ambicioso.
Cumple con lo que promete?
Pues bien, en uno de esos cambios,
algo salió mal, ya que la corte de invierno ha decidido exterminar a las demás
razas de la faz del planeta, cosa que, gracias a su inmortalidad, no tienen
excesivamente complicado.
Nosotros somos uno más de los
soldados caídos en combate contra los fae, un cuerpo al que llevan a una
máquina que se supone podría resucitar a los caídos y romper así la
superioridad del enemigo.
La cosa está en que somos los
primeros (y los últimos) que volvemos a la vida mediante dicha máquina, y
además volvemos con un efecto secundario interesante: hemos dejado de estar
supeditados a los hilos del destino, siendo capaces de cambiar el destino del
mundo con nuestros actos.
Un viaje que no lleva por un buen
montón de zonas, con misiones secundarias, facciones, avances en la trama
principal, secretos… vamos, que no está del todo mal, pero carece del empuje
suficiente (sobretodo con la caída que pega en las misiones secundarias) como
para ser un elemento clave del juego.
Y es que los escenarios y
enemigos tienen un buen nivel de detalle, se ve bastante lejos en los
escenarios y el personaje se ve grande y se mueve bien por la pantalla.
Además, es de esos juegos en los
que sin descuidar el apartado técnico, también se han trabajado bastante el
artístico (no en vano los diseños son del Mc Farlane).
Desgraciadamente, cuando llevas
un tiempo jugando, te das cuenta que han quedado unos cuantos puntos pendientes
de pulir, por ejemplo: las escenas de vídeo (y conversaciones) no tienen ningún
tipo de animación, son simplemente los personajes plantados uno frente al otro.
Y no es el único error menor, que
sumados te dan la sensación que se han quedado cortos de tiempo, o simplemente
no aspiraban a convertirse en un referente.
Melodías correctas y efectos
sonoros del montón redondean un apartado resultón, pero que a la que escarbas
queda por debajo de lo que podría haber ofrecido.
Porque al subir de nivel nos irán
dando puntos a gastar en talentos (en un árbol), a elegir entre tres tipos
distintos (magia, subterfugio, combate), lo que nos dará personajes muy
distintos según donde los gastemos (o qué tipo de armadura llevemos).
Además, es una cosa que no queda
definida para siempre, con lo que si nos cansamos de jugar de una forma,
siempre podremos reiniciar los talentos (pagando dinero del juego) y reasignarlos
como queramos.
Si a eso le sumamos una cantidad
de quest muy grande (aunque con no muchas interesantes), recompensas variadas,
poder hacer nuestros propios objetos o los logros y cosas para coleccionar,
está claro que es un juego con vocación de durar muchas horas si lo queremos
completar todo.
Lástima que se hagan las quest
repetitivas y le falte algo de ritmo, porque la base es muy buena.
El problema lo tiene cuando te
pones a fondo con él, y encuentras que en casi todos los apartados falla
ligeramente (muchas quest? Sí, pero repetitivas/bonito visualmente? Sí, pero
con errores menores, etc…).
Y es una auténtica lástima,
porque entre el mundo que se han currado, la trama que a priori es interesante
pero que se pierde por alargar innecesariamente, las facciones, las hostias
como panes que podemos dar, lo que se adapta al estilo de cada uno… podría
haber sido un muy buen juego, y pierde el muy.
Os lo recomiendo única y
exclusivamente si os gustan los rpg de acción y os habéis jugado ya los Mass
Effect/Elder Scrolls/Dragon Age/Fallout, etc… no es uno de los grandes, pero de
los del pelotón que viene detrás es de los buenos.
Eso sí, es una saga a seguir de
cerca (si sigue) porque la base es muy buena, les faltan detalles por pulir.
Valoración Personal: 8,0.
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